Ya desde la primera pelicula, El sabor del arroz con té verde, me fascinó el espacio de vida japonés y esas puertas correderas que, deslizándose suavemente sobre sus invisibles raíles, rehúsan hender el espacio.Pues, cuando abrimos una puerta, transformamos los lugares de manera bien mezquina.Coartamos su plena extensión e introducimos en ellos una brecha imprudente a fuerza de malas proporciones.Pensándolo bien, no hay nada más feo que una puerta abierta.En la habitación en la que está introduce una suerte de rotura, como un parásito marginal que rompe la unidad del espacio.En la habitación contigua, engendra una depresión, una grieta abierta y estúpida, perdida en un trozo de pared que hubiese preferido permanecer entero.En ambos casos, perturba el espacio sin más contrapartica que la licencia de cirdular, la cual puede sin embargo garantizarse mediante otros procedimientos.La puerta corredera por el contrario, evita los escollos y magnifica el espacio.Sin modificar su equilibrio, permite su metamorfosis.Cuando se abre, dos lugares se comunican entre si sin ofenderse mutuamente.Cuando se cierra, devuelve a cada uno su integridad.
Esta casa, publicada en Elle Decor Italia el año 2.010, no seria la misma sin el maravilloso árbol situado en el patio exterior. Bajo sus ramas, la zona de comedor con mesa de madera, cocina de acero inoxidable y las sillas Makia diseño de Patricia Urquiola para Kartell.
Una segunda vida para muebles y textiles de calidad procedentes de cualquier lugar de Europa. En Arxe se recuperan materiales como madera, cuero, hierro, algodón, lino y cáñamo para actualizarlos diseñando piezas únicas y series limitadas con encanto atemporal.
Contraste de estilos en esta cocina ubicada en una vivienda victoriana de Nothing Hill cuya remodelación fue llevada a cabo por Found Associates. Los armarios de madera y la cocina contrastan con la isla de acero inoxidable pulido de Boffi y el pavimento de hormigón.